La reciente sanción de la Ley 14.790 de 2023 marca una nueva era para las apuestas deportivas en Brasil. Por ello, esta legislación, centrada en las apuestas de cuota fija, conocidas popularmente como “apuestas”, introduce un conjunto de reglas y regulaciones que prometen transformar el mercado.
Con el objetivo de aumentar los ingresos del gobierno, la ley establece directrices claras para la tributación y explotación de estas actividades. Además, define sanciones y asigna facultades al Ministerio de Hacienda para la regulación, autorización, seguimiento e inspección del sector. Este cambio no se limita sólo al entorno virtual, sino que también abarca las apuestas físicas en eventos deportivos reales y virtuales.
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Regulación e impacto social de las apuestas deportivas
La nueva ley de apuestas deportivas va más allá de la simple regulación del mercado. Aporta un enfoque holístico, considerando el impacto social y económico de estas actividades. La distribución de los ingresos recaudados es un aspecto crucial de la ley. De esta manera, la expectativa es que los recursos se destinen a áreas fundamentales como educación, salud y seguridad, beneficiando a la sociedad en su conjunto. A partir de abril, cuando entre en vigor la fiscalidad sobre las apuestas, el Gobierno detallará cómo se realizará este reparto.
Restricciones y responsabilidad del juego.
Con la implementación de la nueva ley surgen restricciones específicas sobre quién puede participar en el mercado de apuestas. Estas medidas tienen como objetivo proteger a los grupos vulnerables y promover el juego responsable. Por tanto, la ley prohíbe participar en apuestas a menores de edad, personas con influencia significativa en las empresas de apuestas, agentes públicos que supervisen la actividad, personas con acceso a sistemas informatizados de lotería, personas que puedan influir en el resultado de las apuestas y personas diagnosticadas con adicción al juego.
La nueva ley de apuestas deportivas representa un avance significativo para el sector en Brasil. Promete no sólo aumentar los ingresos del gobierno, sino también garantizar un entorno de apuestas más justo y seguro para los ciudadanos. Con una correcta implementación y supervisión, esta ley tiene el potencial de beneficiar a la sociedad brasileña en varios aspectos, tanto financieros como sociales.